Ficha policial de Jarabo

Los crímenes de Jarabo, el niño bien que acabó mal (2)

Ficha policial de Jarabo

Uno de los famosos cocidos de L´Hardy no parecen el método más ortodoxo para hacer confesar a un asesino. Sin embargo, con Jarabo fue así.

Las últimas luces del día 19 de Julio se esconden detrás de los edificios de Madrid. Hace un calor bochornoso. Son las nueve de la noche. José María Ruiz Jarabo se acerca al domicilio de Emilio Fernández, uno de los prestamistas de la casa Jusfer. Quiere recuperar la sortija que ha empeñado y la carta que le sirve de garantía. Cree que los dos objetos pueden estar en la casa.

En Madrid es fiesta -es el fin de semana del dieciocho de julio, la conmemoración franquista del principio de la guerra civil-. A esas horas, la calle está medio vacía. Jarabo aprovecha un descuido del sereno para entrar sin ser visto en el bloque en el que está la casa de las que serán sus primeras víctimas. Luego, sube al ascensor y aprieta el botón con la uña del dedo meñique, para no dejar huellas dactilares.

Cuando llega al piso que busca llama a la puerta. Le abre la criada, Paulina, que está sola en ese momento. Jarabo le explica que viene a ver al señor. La criada le conduce a una sala de estar y le deja a la espera. En ese ínterin, Jarabo se da cuenta de que tendrá que eliminar a testigos incómodos. De manera que se dirige a la cocina, le golpea la cabeza brutalmente, con una plancha, y cuando la mujer intenta defenderse, le clava un cuchillo en el corazón matándola al instante. Luego, tira el cadáver sobre una cama y apaga todas las luces de la casa. Un poco más tarde llega Emilio Fernández. Jarabo le está esperando en la oscuridad del recibidor. Fernández se dirige al cuarto de baño. En ese momento, Jarabo le mata de un disparo en la nuca. Al poco rato, llega Amparo Alonso, de 30 años, la cual se extraña mucho de encontrar a Jarabo en su casa a una hora tan tardía.

Jarabo, haciendo gala de su extrema simpatía de psicópata, la envuelve con un parloteo seductor y trata de convencerla de que es un inspector de hacienda que está investigando un asunto de tráfico de bienes robados. En algún momento, Amparo se da cuenta de que sucede algo raro, se asusta y quiere escapar. Jarabo le dispara en la nuca matándola instantáneamente. Está embarazada de pocos meses.

Jarabo revuelve la casa sin encontrar ni la joya que buscaba ni la carta de Beryl Martin Jones. Sin perder la sangre fría, se quita la camisa ensangrentada y la cambia por una limpia y prepara la escena de sus crímenes para sugerir un asesinato de índole sexual. Luego, agotado, se echa a dormir. Esa noche la pasa con los tres cadáveres, ya que la puerta del portal está cerrada.

A la mañana siguiente, domingo veinte de julio, sale de la casa procurando no ser visto y se va al cine Carretas, un local de sesión continua. Allí pasa la mañana. Luego, se va a descansar a la pensión en donde vive. Confía en que, el lunes, cuando abra el comercio, podrá convencer a Felix López, el otro socio de la casa Jusfer, de que le devuelva la sortija y la carta.

Jarabo en Familia
Jarabo en Familia

COCIDO DE L´HARDY Y MORFINA

El lunes por la mañana, Jarabo, utilizando la llave de Emilio Fernández, entra en la tienda Jusfer. Para entonces quizás ha comprendido que su única salida es matar a Felix López. Lo hace en cuanto este llega a la tienda. De nuevo, registra todo el establecimiento, sin encontrar lo que está buscando. Se cambia de traje, porque el suyo estaba manchado de sangre. Lleva el traje sucio a una tintorería de su confianza (Julcán) en donde explica que se ha peleado con unos “americanos de la base de Torrejón”. Después, se dirigió al bar Chicote, un conocido local de la Gran Vía (aún existe) en donde conoce a dos prostitutas con las que pasa la noche en una juerga itinerante, quizá sospechando que sus días de libertad estaban contados.

De hecho, así fue. Al día siguiente, fue detenido cuando intentó recoger el traje manchado de sangre. Los dueños de la tintorería habían alertado a la policía.

Sin oponer resistencia, fue llevado a la entonces Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol (hoy sede de la presidencia de la Comunidad de Madrid).

Luego, pidió que subieran comida de L´Hardy para todos (el restaurante L´Hardy, uno de los más lujosos de Madrid está en la cercana carrera de San Jerónimo), pidió también una botella de coñac francés y una inyección de morfina y confesó sus crímenes. Se mostró algo arrepentido por las muertes de las dos mujeres, pero argumentó que los hombres le habían chantajeado.

Jarabo fue juzgado en enero de 1959 y condenado a muerte. Durante los cinco días que duró la vista estrenó un traje.

Le ejecutó Antonio López Sierra, el verdugo titular de Madrid. López Sierra se presentó a la ejecución borracho como una cuba, eso y la inusual fuerza física de Jarabo hicieron que la ejecución se prolongase durante unos horribles veinte minutos.

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