Tumba de Murnau

Friedrich W. Murnau: el creador total (1)

Tumba de Murnau

Uno de los genios más importantes del siglo XX, creador de obras maestras imperecederas, yace olvidado (y sin cabeza).

La noche del 12 de Julio de 2015 fue bastante movida en el mausoleo número veintidós del Stahnsdorfer Südwestkirchdorf, un cementerio berlinés. Unos desconocidos, cuya identidad no se ha podido averiguar hasta ahora, aprovecharon la proverbial calma nocturna y robaron la cabeza embalsamada del pobre Wilhem Friedrich Murnau. Aunque los daños materiales no fueron muchos, lo cierto es que el daño humano es enorme. Murnau se unió (involuntariamente, por supuesto) al club de los cadáveres decapitados, que encabeza (o “descabeza”) el compositor austriaco Haydn.

83 años después de haber muerto en un accidente de tráfico que se hizo famoso mucho más tarde a causa del libro “Hollywood Babilonia” parece ser que el cadáver de Murnau se conservaba razonablemente fresco, al igual que su reputación como cineasta. Junto con Fritz Lang, Murnau fue uno de los realizadores alemanes más destacados del cine mudo y, de no haber muerto tan joven, probablemente hubiera tenido una carrera brillante en Hollywood.

Pero empecemos por el principio.

DE PLUMPE A MURNAU

Murnau nació el día de los inocentes de 1888 en Bielefeld, en el noroeste de Alemania. Su nombre real, bastante normalito, era Friedrich Wilhelm Plumpe. Nuestro director vino al mundo en una familia bastante acomodada. El padre era fabricante de tejidos y la madre maestra. Cuando Murnau tenía cuatro años, la familia se mudó a Kassel (lugar que, como dice Vila-Matas en uno de sus libros, no invita a la lógica). En esta ciudad hizo Murnau su recorrido por el circuito académico de su época aunque fue a la universidad en Berlin y Haidelberg, lugares en donde estudió Filología e Historia del arte. Fue precisamente en esta etapa cuando se cruzó en la vida de Murnau uno de los titanes del teatro europeo de su época, el austriaco Max Reinhardt. Reinhardt se fijó en aquel muchacho y supo ver su inmenso talento. Le admitió en su famosa escuela de actores y allí Murnau aprendió el oficio de la actuación y se empleó de asistente de dirección.

Su familia, burguesa y biempensante, no estaba nada de acuerdo con el camino profesional del joven Murnau (hubieran preferido que se hubiese dejado de artisteo para involucrarse en los negocios familiares). Tampoco veían con buenos ojos la homosexualidad del futuro director, que no querían aceptar. Hacia 1910, como un gesto de rebeldía hacia su familia, Wilhelm Friedrich Plumpe se transformó en Wilhelm Friedrich Murnau (por Murnau am Staffelsee, una localidad alemana).

LA PRIMERA GERRA MUNDIAL

El verano de 1914 fue fatídico en la historia de Europa.

Gavrilo Princip, un pobre diablo, asesinó en Sarajevo al heredero de la corona austro-húngara, el archiduque Franz Ferdinand y puso en marcha la maquinaria de una gigantesca picadora de carne humana que hoy conocemos, eufemísticamente, como primera guerra mundial.

Murnau participó del lado alemán como oficial de infantería primero y después como piloto, hasta que en 1917, bien por equivocación o bien a propósito, aterrizó en Suiza (país, como es sabido, neutral). Allí, le internaron en Andematt aunque gracias a su experiencia teatral pudo salir del campo de internamiento y trabajar en Lucerna. Hans Ehrenbaum Degele, el novio de Murnau, había caído en combate el 28 de Julio de 1915.

Para Murnau, lo mismo que para toda su generación, “la guerra que iba a acabar con todas las guerras” fue una experiencia decisiva. Muchos críticos ven en Nosferatu rastros de aquella horrible experiencia.

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